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12 de diciembre de 2009

La muerte y la física


Salmo 12
¿Hasta cuando, Señor, seguirás olvidándome?
¿Hasta cuando me esconderás tu rostro?
¿Hasta cuando he de estar preocupado,
con el corazón apenado todo el día?
¿Hasta cuando va a triunfar mi enemigo?

Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;

da luz a mis ojos
para que no me duerma en la muerte,
para que no diga mi enemigo: "le he podido",
ni se alegre mi adversario de mi fracaso.

Porque yo confío en tu misericordia:
alegra mi corazón con tu auxilio,

y cantaré al Señor por el bien qu
e me ha hecho.




¿Q caraj
o hago aquí?, ¿y qué soy yo? El tiempo no perdona. Cualquier momento puede ser el último. Ha pasado tanto tiempo ya... he olvidado tantas cosas... tengo miedo, tiemblo, pero seguiré escribiendo.

Una montaña de papeles se sitúa amenazante ante mí y todo es gris, gris como yo. Nadie a mi alrededor. Mejor, porque últimamente solo se acercan a mí para zancadillearme. Si mi vida es un cuento esta debe ser la parte en que reposo para lograr una increíble hazaña en cualquier momento. Pero después de tantos años, no parece que vaya a pasar nada. Esta situación me recuerda a la de hace unos cuatro años, pero
ahora sé mantenerme firme, tanto me recuerda que hasta vuelvo a marearme en ocasiones y a perder toda mi energía. Todo se vuelve azul y yo rezo
para que cuando todo se clarifique el mundo siga estando ahí, para tener otra oportunidad. La montaña de papeles sigue aquí, esa pila de cadáveres que me hace pensar cuánto vale una vida para arrebatarlas a nuestro antojo, seguramente dependa del euribor.

Estoy cansado, no sé exactamente de qué pero lo estoy, y mucho. Sigo a trompicones buscando algún p
atio con pintadas en el suelo y una fuente de la que beber. Todos mis sueños... ya ni lo son. Todo mi ser... todos mis ideales... está todo dormido. Ahí fuera me siguen bombardeando pero cada vez lo noto menos. Pertenezco a una especie rebelde y solitaria por naturaleza. De un modo esquemático, hace ya muchos años evitamos el contacto con el resto de animales, solo para cazarlos y engullir su vida, adoptamos una posición bípeda para la que no estábamos anatómicamente preparados, ni lo seguimos estando del todo. Una serie de fortuitos descubrimientos y alguna que otra habilidad nos hizo creernos los reyes de la Tierra. Podemos destruir todo cuanto queramos, ese es nuestro poder.

Suspira mientras te desan
gras, no pasa nada, en unos segundos morirás pero eres cristiano y Dios te salvará. Te cogerá de la mano y se llevará tu ser a otro lugar mejor, que no es físico, por lo que parece difícil estar en él, es más, no podrás ver el sitio, ni oír la voz de Dios, ni tocar realmente su mano, ni averiguar a qué huelen las nubes en las que te imaginas el paraíso. Pero no hay problema, porque tu ser seguirá existiendo de un modo metafísico, eso si obviamos el hecho de que lo que hace a tu ser es el sistema nervioso donde se localiza el cerebro y que controla absolutamente todo lo que sientes, y que al morir dejará de funcionar, perdiéndose todo lo que eres entre las voraces mandíbulas de los gusanos que se lo coman. Si quitamos todo eso que se queda en tierra, ¿qué es lo que se supone que va al cielo?. Pero es igual, tú dedícate a sonreír mientras por tu boca rezuman tus últimas bocanadas de vida, al fin y al cabo acaba de terminar tu oportunidad. Un placer.

Las personas vivimos de los sueños, y cuando los que uno mismo se hace se ven frustrados y no hay nadie ahí fuera que te despierte ninguno se vuelve todo un tanto vacío, todo da igual. Ama cuanto puedas, y hazlo sinceramente, es el único consejo que me queda ya.


Somos golems, titanes, unas bestias sobrenaturales con un sistema de defensa digno de los dioses, todo está montado en nosotros con una precisión de reloj y ni el mejor ingeniero podría diseñar algo igual. Somos entes que por alguna razón están en este lugar, que está lleno de miles de millones de entes que intentan continuamente acabar con nosotros, una infinidad de mecanismos nos defienden cada segundo mientras consumimos los segundos. Cada uno de nosotros podría ser el mejor de entre todos, pero para quitarnos esa responsabilidad hay un sistema a nuestro servicio que se dedica a formarnos para una vida monótona e inconcluente, si un objetivo lógico definido que esté orientado a aprovechar una oportunidad única, nos amuerman y nos vuelven grises. Y nos dejamos creyendo que la decisión es nuestra, el mundo no es como crees, ni como creo, si supieras parte de la verdad que te ocultan probablemente no estarías ahí sentado, pero como ni tú ni yo la sabemos, aquí estamos, de momento. Pero hasta nuestro propio organismo se cansa en algún momento de nosotros tendiendonos trampas mortales. Con la edad los procesos de descalcificación ósea y calcificación de las paredes aórticas parecen acoplarse. Se forman poros en el hueso y el calcio que desprende va a parar a los vasos sanguíneos haciéndolos menos elásticos y por tanto más resistentes al flujo sanguíneo, por lo que el corazón tiene que trabajar mucho más para llevar la misma cantidad de sangre a los tejidos mediante los vasos calcificados, pero todo tiene un límite. El límite suele ser el final del camino.

Todo sigue gris a mi alrededor, desde un cajón que abro sale rodando una alianza plateada con una inscripción que contiene el número 20, no sigo leyendo para no sufrir más de lo necesario, me limito a sonreír. Todo muere, todo se acaba. Todo. Todo tiene su principio, sus fragmentos buenos y los malos, y su fin. Terminar algo significa que al menos lo empezaste. Yo sufro porque estoy bloqueado, no sé qué hacer con la vida en estos momentos, pero sé que algún día todo mejorará, solo tengo que poner algo de mi parte.

Podemos resumir todo lo que he dicho en que la vida es un ciclo, pero llega un punto en el que no hay retroalimentación, yo no estaré siempre ahí para recordarte que vivas, ojalá alguien me lo recordase a mí. Es tan extraño haber sobrevivido tantos años y haber visto tanto como hemos visto... ¿verdad?. Estoy plantándole cara a la muerte en esta etapa de mi vida, es parte de mí y algún día dejará de perturbarme, por el momento seguiré absorbiendo lo que me enseñan los niños en el voluntariado de pediatría, y es que cuanto más nos acercamos al punto final y ''avanzamos'' más nos alejamos de la vida humana como tal. Tranquilo, sigues vivo, por extraño que sea.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Los ángeles están en la tierra para ayudar, para alegrar los corazones y ni ellos mismos se dan cuenta de lo que son hasta que mueren y reciben un regalo a su vida llena de servidumbre, malos ratos y vanas esperanzas, reciben el don de la sabiduría, del perdón, del amor, de la felicidad, de la eternidad.

I haven't really ever found a place that I call home
I never stick around quite long enough to make it
(Dido - Live for rent)
Traduce por tu cuenta.
Ordena tu montaña de papeles, tira los que ya no sirven, emplea los que te quedan en blanco y deleitate con los que están rellenos.
Sé que es muy fácil decir estas cosas y muy dificil conseguirlas, pero estoy seguro de que tú puedes eso y más.
Algún día iré contigo a ver a esos niños, tengo mucho que aprender.
Un abrazo

Anónimo dijo...

"Da luz a mis ojos para que no me duerma en la muerte" Eso es genial, gran frasecilla, oye. =)

Yo te recordaré tantas veces como me sea posible que los pocos que nos damos cuenta de lo que es vivir estamos aquí para ello, y para recordar y recordarnos lo verdaderamente importante.
Te recordaré tantas veces como sea posible que vivas, que disfrutes y que aproveches cada mísero detalle que nos ofrece la vida. Detalles, con eso debe sobrarte. ¿Quien querría mucho dinero pudiendo valorar cada gota de agua que fluye por nuestros pies en un río?¿Quién querría una gran casa, o miles de millones de conocidos(amigos en el lenguaje cotidiano) pudiendo tener amigos que se cuenten los los dedos de las manos(o de una sola, quien sabe)? ¿o Quién querría tener todos el poder del mundo, puediendo valorar el canto de un pájaro o la risa de un niño que juega inocente con sus juguetes?

Yo te lo reordaré tantas veces como pueda en los años que me toque vivir. Pero quizá nosotors, que somos aquellos que mas deseamos disfrutar cada momento y que los demas los valoren y disfruten, seamos a los que más nos hace falta que nos lo recuerden. ¿Por qué será?

Ale dijo...

por lo mismo que un peluquero no puede cortarse el pelo. De vez en cuando se alcanza un estado de saturación, sé que no hay ningún motivo real para no ser feliz, pero de vez en cuando ayuda que algo vaya bien.
un beso! ^^

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