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5 de enero de 2010

A ese señor desaparecido.




Hoy he entrado en este blog esperando encontrar algo de su (por desgracia) desconectado dueño, pero nada. Todo sigue igual. Una interesante saga que sólo nos moja los labios, sin dejarnos apenas saborear.

Pero entonces me propuse cambiar algo. Quién podria mirar a este blog a esos ojillos que tiene y dejarlo morir sin más... Sería un desalmado.

No sé que decir. Quizás yo ya no soy yo, ni mi casa sea ya mi casa. Por suerte esta vez no tengo una herida desde el pecho hasta la garganta. Más bien... un aliento. Ese que evitas que te ahoges en los últimos momentos de tu pesadilla. Ese que te despierta en la nuca por la mañana.

Porque echar de menos a alguien es agridulce. Puede estar bien, y puede estar mal. Mejor pasar los dias que nos quedan como mejor podamos, aunque nos equivoquemos. Siempre podremos decir que aquel escote no nos dejaba pensar.

Pero allá donde quieras que estes, esta es tu casa. Es tu lugar al que volver. Porque tienes un lugar más donde hay gente que piensa en ti. Y ese es de los mejores tesoros que jamás tendrás. Que jamás tendremos.



¿Excusas? Miles.


さようなら。

Ramón.

2 comentarios:

Ale dijo...

Eh que no me funciona internet!!! Ya volveré cuando la vida me obligue, por cierto no soy el único escritor so vago xD un abrazo, hasta la próxima!

Unknown dijo...

Solo el que no es capaz de controlar sus emociones y las putadas de este mundo, no podrá controlar su vida.
Nacemos acompañados y, lo queramos o no, moriremos acompañados.
Un abraso, dulce compañía.

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