Archivo del blog

6 de diciembre de 2011

Filofobia


"-¡Buenas noches! Empezó a andar por el pasillo que conducía hacia su casa. Después, pareció recordar algo y regresó para mirar a Montag con expresión intrigrada y curiosa. -¿Es usted feliz? -preguntó-.- ¿Que si soy qué? -replicó él-.Pero ella se había marchado, corriendo bajo el claro de luna. La puerta de la casa se cerró con suavidad.- ¡Feliz! ¡Menuda tontería! Montag dejó de reír.’’
Fahrenheit 451. Ray Bradbury.

Esto, amigo, es algo para lo que nunca estarás preparado. Es la vida. Hoy es uno de esos días en que no tienes realmente claro si cuentas con alguien, pero no tienes miedo, porque sabes que estás en tu camino. Uno de esos días en que miras por la ventana y te compadeces de las luces y de la gente que corre hacia cualquier lugar, mientras ellos se compadecen de ti, estática persona que mira por ventanas sin algún lugar al que correr. Las pupilas que se dilatan, los tacones que se estampan torpemente contra el suelo, los acordeones de fondo en tu cabeza, la forma en que se muerde el labio inferior, o las sonrisas que se te escapan cuando se da la vuelta. No hay nada de eso estos días, pero no puedes evitar pensar que es porque estás huyendo de esas cosas.

Es curioso, porque el mundo funciona con un mecanismo que todos conocemos, pero no acabamos de sentirnos bien si hacemos lo que deberíamos. Pásalo mal y alguien estará ahí para apoyarte, pero si cuando ese alguien lo pase mal tu no estás ahí, no volverán a apoyarte. Si rompes algo debes arreglarlo. Las personas son inseguras, si quieres que te den amor, puedes empezar tú a darlo. Sé feliz y ríe, y todos querrán estar a tu lado. Llora y querrán mostrarte lo comprensivos que son. No les muestres nada y no verán nada. Nunca te fíes de quien te dice que es empático, y no dejes que cualquier cosa te derrumbe.

El problema viene cuando empiezas a rechazar lo fácil, lo común y lo establecido. Cuando empiezas a creer en otras formas de demostrar amor, que no existen. Cuando te estás muriendo por recibir, pero no te atreves a dar. Cuando piensas ''sería tan fácil si...''. Cuando sientes que el tiempo se escapa, y algo dentro de ti te grita que estás perdiéndote algo. Cuando no dices lo que piensas. El problema viene cuando temes que algo realmente te llegue dentro, y pierdas el control. La filofobia.

Descansa, amigo, y no tengas miedo. Estás contigo, y esto es un juego en el que partes con ventaja, y no hay fuerza más poderosa que las ganas de vivir.


No hay comentarios:

Actualmente hay comentarios que valen en este blog.