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24 de mayo de 2009

Noche de recuerdos y hadas

Recuerdo una mañana de primavera.

-Yo voy a ser enfermera, ¿Y tú?

-¿Yo? ¡Médico!- respondí tartamudeando y evitando mirarla a los ojos, inventé esa respuesta rápidamente para impresionarla, aunque a partir de ese día no tuve que inventar más. No se si lo conseguí, pero al menos sonrió, o quiero recordar que lo hizo. También recuerdo un baile corto, y El Sueño...



Piel fina y blanca que contrastaba con sus negros cabellos, pecas diseminadas por las mejillas, coletas en ocasiones especiales, inteligencia deslumbrante, un chándal lila...



La luna es lo más parecido a su cara, y cuando estoy borracho y mis ojos humedecen, es su cara sonriente. No es ningún secreto mi obsesión por la luna. Ahí arriba, lejos. A veces me pregunto qué estará haciendo ella.



¿Que estarás haciendo en esta noche de recuerdos y hadas?¿Estarás tan sola como yo?¿Te habrán herido profundamente en el alma, como a mi, aunque nunca lo hayan sabido (y nunca lo supiste)?Habrás planteado el símil del todo y la banalidad, como yo lo hago cada día?¿Habrás pasado hambre durante días, y en otros habrás renunciado a comer, como yo?¿Habrás mirado cara a cara a la muerte, como yo?¿Habrás herido a personas que quieres, como yo?¿habrás encontrado el amor?¿Lo habrás perdido?¿Habrás enrojecido tus ojos noche tras noche por la nostalgia, como yo?¿Habrás descubierto el sinsentido de la risa y del llanto?¿Y su sentido?¿Te habrás acostumbrado a la soledad, o a la compañía, o tu vida es devenir continuo?¿Recordarás tú tu destino, el baile, El Sueño? Seguro que no, y si es que sí, tal vez (solo tal vez) seas la única persona que pueda entenderme.



¿Reconocerás mi rostro, ya maduro, cuando nos volvamos a encontrar?

3 comentarios:

Ramón dijo...

Señores: La comedia que vais a escuchar es humilde e inquietante, comedia rota del
que quiere arañar a la luna y se araña su corazón, El amor, lo mismo que pasa con
sus burlas y sus fracasos por la vida del hombre, pasa en esta ocasión por una
escondida pradera poblada de insectos donde hacía mucho tiempo era la vida apacible
y serena. Los insectos estaban contentos, sólo se preocupaban de beber tranquilos las
gotas de rocío y de educar a sus hijuelos en el santo temor de sus dioses. Se amaban
por costumbre y sin preocupaciones. El amor pasaba de padres a hijos como una joya
vieja y exquisita que recibiera el primer insecto de las manos de Dios. Con la misma
tranquilidad y la certeza que el polen de las flores se entrega al viento, ellos se
gozaban del amor bajo la hierba húmeda. Pero un día... hubo un insecto que quiso ir
más allá del amor. Se prendó de una visión de algo que estaba muy lejos de su vida...
Quizá leyó con mucha dificultad algún libro de versos que dejó abandonado sobre el
musgo un poeta de los pocos que van al campo, y se envenenó con aquello de «yo te
amo, mujer imposible». Por eso, yo os suplico a todos que no dejéis nunca libros de
versos en las praderas, porque podéis causar mucha desolación entre los insectos. La
poesía que pregunta por qué se corren las estrellas es muy dañina para las almas sin
abrir... Inútil es deciros que el enamorado bichito se murió. ¡Y es que la Muerte se
disfraza de Amor!


El maleficio de la mariposa

Anónimo dijo...

Entre las ramas, entre los árboles!!

No!! ahora entre el césped, y entre las grietas de las rocas!

Ahora se esconde más y más y va subiendo a la luna!

oh! se ha escondido tras ella!

Mejor deja al amor correspondido escondido, que ya se cansará y te irá a buscar!!

PD: Mi gato te dice: "miau!!" =)

Ale dijo...

Muchas gracias ^^
de verdad

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