Me prometí, sin saberlo, que mi piel no rozaría ninguna otra que no fuese la tuya. Pero todo tiene un límite, y se ha ido agrietando con el tiempo. He decidido cambiarla (de nuevo), algo que suele dar lugar en mi vida a nuevas etapas, no siempre mejores. El problema es que aunque mude la piel, mis ojos seguirán ahí. Esos ojos cansados que miran primero al suelo y luego al cielo. Que sonríen antes de ver algo divertido, para no decepcionarse cuando ese algo no sea lo suficientemente divertido. Que me mecen en la noche centelleando e impidiendome el sueño, y sumergiendome en divagaciones, que es al fin y al cabo lo que soy. Y mudando y mudando de piel, yendo de casa en casa, y resguardándose del sol, y saliendo a plena lluvia, auqel extraño reptil fue avanzando poco a poco.

1 comentario:
Poco a poco.
Publicar un comentario