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24 de octubre de 2010

Mis cartas sobre tu mesa


Creo, y esto no va de deidades. Probablemente no creo en lo mismo que tú, casi seguro, mis creencias se basan más bien en una evolución de mis ideas infantiles. Lejos de haber cambiado han madurado y derivado por caminos más lógicos dentro de lo que cabe. Apoyo el método científico, pero lo miro de reojo, a veces creo en el destino, pero no en las verdades absolutas, creo en un equilibrio. En la vida como un ciclo, incluso he hecho mi propia interpretación del karma. Concibo la vida como un largo guión que se repite multitud de veces para rellenar espacio y que la película no quede coja. Aun así siempre hay esperanza de un final feliz. Me gusta la facilidad con la que viene todo cuando realmente es el momento, me quedo pasmado cuando se me ocurre pensar que todo lo de ahí fuera trasciende más allá de una sociedad o de unos sentimientos puntuales, me pongo algo nervioso cuando me preguntan algo muy personal y acabo consiguiendo derivar la conversación a otro tema, tengo envidia sana de los músicos (sobre todo violinistas), reconozco que cuesta trabajo saber cuándo estoy expresando algo de cariño, me tranquilizan los largos paseos, pero sólo con mi MP4, no tengo ningún modelo o ídolo al que parecerme, y digo la verdad cuando digo que no me preocupa el dinero. Pero sobre todo, y lo más importante, es que solo hay dos cosas que me hacen feliz a corto plazo, la primera es fingir que toco una guitarra eléctrica mientras me muevo exageradamente, y la segunda, y más efectiva, es conseguir hacer sonreír a alguien.


2 comentarios:

Gema dijo...

Me encanta esta última entrada, Ale..

Te imagino en cada una de esas líneas.

Chapeau.

Un beso *O*

Unknown dijo...

Gracias por ser así amigo.
En este post...nosé, ¿se puede ser más maduro?.
Ojalá tu mente esté siempre tan clara.

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