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4 de septiembre de 2011

Fénix



"Si estás leyendo esto, el aviso va dirigido a ti. Cada palabra que leas de esta letra pequeña inútil, es un segundo menos de vida para ti. ¿No tienes otras cosas que hacer? ¿Tu vida esta tan vacía que no se te ocurre otra forma de pasar estos momentos? ¿o te impresiona tanto la autoridad que concedes crédito y respeto a todos los que dicen ostentarla? ¿lees todo lo que te dicen que leas? ¿Piensas todo lo que te dicen que pienses? ¿Compras todo lo que te dicen que necesitas? Sal de tu casa, Busca a alguien del sexo opuesto. Basta ya de tantas compras y masturbaciones. Deja tu trabajo. Empieza a luchar. Demuestra que estas vivo. Si no reivindicas tu humanidad te convertirás en una estadística. Estás avisado...".
Tyler Durden. El club de la lucha.

No te lo tomes como nada personal, Tyler es un personaje que se caracteriza entre otras cosas por ir al grano. Ahí fuera suenan sirenas de un coche de policia, cierro la ventana. Apago la televisión mientras mis labios dejan escapar la palabra ''demagogia'' sin apenas darme cuenta. Miro al techo mientras intento atrapar un pensamiento que se me resiste, del que me aleja cada vez más una decadente música que enfanga toda la habitación. Llevo varios días solo en la casa donde he pasado la mayor parte de los veranos desde que era crío. Solos yo, el mar, y un pueblo costero casi desierto ya. Alguno de vosotros podría llamarlo retiro espiritual, yo prefiero describirlo como ''estar tumbado sin hacer nada en especial mientras como toneladas de comida basura y veo como me crece la barba''. En estos momentos mi latido cardíaco se acelera, ya he encontrado el pensamiento.

Hola, mi nombre es Ale, tengo 20 años y a partir de mañana voy a ser la persona que quiero ser.

Sospecho que no soy el único que se ha dicho algo parecido a esto más de una vez, a mi descripción podría añadirle detalles claramente de relleno; como que disfruto fingiendo que el tiempo pasa más lento, me atrae peligrosamente lo que puede joderme, tiendo a encoger mis palabras en público y a darles poca importancia, soy alegre cuando me dejo, no me llaman demasiado las pertenencias y quiero usar mi trabajo como un medio para viajar, aprender y vivir como quiero sin demasiados agobios económicos, además me interesa seguir escribiendo y me considero un romántico reconvertido por necesidad y moda. ¿Dejaré de ser todo esto a partir de mañana, o más bien lo encauzaré con la actitud adecuada? La segunda opción me abriría muchas puertas, y la primera me repele.


Nuestra vida es un constante viaje, desde el nacimiento hasta la muerte. El paisaje varía, la gente cambia, las necesidades se transforman, pero el tren sigue adelante. La vida es el tren, no la estación. Y lo que has estado haciendo no es viajar, sino cambiar de países, lo cual es completamente distinto.
Aleph. Paulo Coelho.

Al decir que me he dicho algo parecido más de una vez, en realidad quiero decir que me lo he dicho más de mil veces, pero siempre en futuro, aún sabiendo que el futuro no existe y es difuso. Ni tenemos constancia, de que exista el pasado, como me dijo un día una amiga que no cree en el tiempo. Existe el presente, y eso es más que suficiente para proponernos lo que sea. El pasado y el futuro no son más que un puñado de excusas que nos damos para continuar en nuestra zona cómoda. El pasado no puede repetirse, hasta ahora no me fue tan mal, todo mejorará, soy mejor que antes y por tanto no tengo por qué seguir creciendo aún, me queda tiempo de sobra, no hay prisa... ¿te suena?

Tenemos miedo. Miedo a perder lo poco que aparentemente tenemos. Miedo a perder lo prescindible, y entonces darnos cuenta de que hemos vivido en la zona cómoda, de que todo el tiempo hemos estado equivocados por miedo. Miedo al cambio. Miedo a empezar a vivir, a empezar a hacer lo que queremos hacer. No nos sentimos preparados, pero lo estamos desde que tenemos uso de razón. Al principio puede ser duro, pero las veces en las que más he aprendido y más feliz he sido ha sido cuando he decido romper con lo ''seguro'' que tenía y he salido de la zona cómoda. Te diré por qué no funciona prometer que a partir de mañana vas a cambiar: porque son solo palabras. Y te lo dice un forofo de las palabras, pero que sabe para que sean sólidas debes adelantarte a ellas con acciones.

Disfruta de lo que haces y hazlo dejando de pensar en el resultado, es tan fácil que asusta, ¿no? pues no sé a qué esperas.



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