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7 de septiembre de 2009

16- Al filo de la navaja


Estar sentado en la última fila tiene la ventaja de que puedes ocultar tu rostro a la mayoría de la clase. Mientras escucho mi nombre entre la lista y se confirma mi tragedia personal siento como Emilio me aprieta la pierna para que no me sienta solo y me susurra unas palabras incomprensibles para mí en este momento. Miro hacia abajo, lo que facilita la caída de las 2 o 3 lágrimas que asoman por mis ojos, y pienso. Este ha sido un año extraño, desde el año pasado he estado la mayoría del tiempo encerrado en casa y matando el tiempo mientras esperaba algo que me levantase por fin después de tanto tiempo de soledad, pero no ha llegado. No ha llegado y he desatendido amigos, familia y estudios. Por eso hoy me encuentro a punto de repetir curso, pero a punto. Me he pasado toda la vida intentando que alguien reconozca que valgo algo, a partir de ahora me toca demostrarlo. No voy a dejarme ganar esta vez, ni nunca a partir de este día. Voy a obligar al mundo a convivir conmigo.


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2 comentarios:

Unknown dijo...

Oye pos si tienes que demostrarle al mundo que vales algo, no te preocupes yo ya sé cuanto vales.
Será un plaser estar contigo en el mismo grupo, compartir apuntes, experiencias, inquietudes, tener el mismo horario de 8-15 jajajaja y sobre todo competir contigo por la matrícula de honor o por los sobresalientes.
Jejeje, empiesa la universidad, demostremos, demuestra que serás un gran enfermero y lo que venga después... un abraso casho de pan

Anónimo dijo...

Bien dicho!

Demuestra lo que vales, muchos ya lo saben!

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