Archivo del blog

21 de septiembre de 2009

NO QUIERO VERTE MÁS

Es una mañana un tanto nublada, sin embargo me encuentro distraido, excitado, emocionado, es mi primer día y nada puede chafármelo excepto el miedo de volver a verlos y recordar sus burlas, sus prejuicios, sus acosos...Nada.
Entro por la puerta principal que me parece grande, muy grande, a diferencia de la del colegio esta es mayor, quizás porque en este lugar es donde se forman las personas mayores o quizás simplemente porque la estructura del edificio así lo exigía.
Como en todas las cosas, me seleccionan y me llevan al lugar donde, de lunes a viernes pasaré mi vida durante todo un año.
Mi siento solo, miro a mi alrededor, entonces...ella.
Es pequeña aún, muy pequeña, se da un aire a lo que es ahora pero aún es una niña.
Me quedo embelesado mirándola, oyendo su voz, escuchándola, ha empezado mi pesadilla.


Me transporto ahora y me veo en un lugar cercano a la madurez, me queda poco para cumplir 18, me queda poco para ser un hombre y dejar este lugar asqueroso que solo me ha traído desgracias y dolor y sin embargo, ella.
Aún no puedo dejar de mirarla, aún no puedo evitar quedarme fíjamente estudiando su anatomía, aún no puedo dejar de arriesgarme a que me vea porque así podemos cruzar nuestras miradas, aún no puedo evitar pasar por su lado y respirar su fragancia, aún no.
Estoy a punto de hacer la selectividad, sin embargo...ella.
Se acerca, pregunta algo que relacionado con los exámenes, se queda estudiando a mi lado para preguntarme las dudas, se marcha cuando ve que la ignoro y que no me agrada su presencia.
Ya no quiero mirarla, ya no quiero sentirla, ya no quiero saber nada de ella, solo quiero sacarla de mi vida, olvidarme de su cuerpo, de su figura, de su voz, de estos seis años platónicos.
Se marcha, solo volveré a verla tres veces más.



Espero en la puerta de la iglesia a que vengan a recogerme, de pronto un hormigueo me recorre la espalda, hay gente que sale de misa y yo, ya sé lo que voy a ver si me giro hacia atrás.
La veo de lejos, la reconozco al momento y veo como se marcha no sin antes percatarme de que ella me ha visto y que, desafiante, me devuelve la mirada. La veo marcharse en un coche.
No sé que me pasó, no sé que sentí, no es amor, no es cariño ni pasión, es algo doloroso, profundo y tremendamente jodido, pero no sé ponerle nombre.
No me encuentro bien.

Solo una persona puede ayudarme, la única que quiero, que amo, la más especial, ojalá supiese cuanto la amo y cuanto quiero librarme de ella para nunca más hacerla sufrir.
Me odio a mí mismo, querría ser un muñequito de trapo sin sentimientos, que se quedase debajo de una cama, olvidado, hasta que llegase el momento de ser arrojado a la papelera y de ser reciclado para convertirse en algo útil.
Y sin embargo ella, no quiero verte más.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya... :0
Muy directo, realmente.

Unknown dijo...

Es que ultimamente cuando escribo, la sutileza no me acompaña

SyRisS dijo...

No sabía que todavia siguieses por esa chica. Quizás decirselo a ella podría ser la clave para olvidarla. Puede que no te corresponda pero te quitarás esa espinita de dentro. Además del amor al odio sólo hay un paso, si te rechaza la odiarás más y más hasta que deje de gustarte y por fin puedas olvidarla.
Animoo!! besos

Unknown dijo...

No sigo enamorado de esa chica ni quiero volver a enamorarme de ella. simplemente son recuerdos nada más, el problema es que quiero que se quede en eso...recuerdos

Ale dijo...

jiji, como molan los recuerdos eh? es liberador soltar de vez en cuando algo que te mata por dentro... No estoy deacuerdo para nada con que el rechazo conduce al odio, es una concepción demasiado simplista e infantil. A veces el dolor se las apaña sin el odio.

Sabes que la cosa no puede acabar así, pero probablemente acabará así, y seguirás con tu vida normalmente. La parte mala es que en los momentos más tranquilos y de mayor soledad aparece su rostro en tu mente y desaparecen tus fuerzas, preguntandote cómo nunca tuviste valor o no quisiste tenerlo por temor. El tiempo pasa, y los recuerdos se convierten en anécdotas. Por experiencia propia sé que abandonar a alguien para no herirla más no suele acabar bien para ninguno de los dos. Eres muy afortunado de tener a alguien que te proporcione cariño, exprime esa circunstancia lo más que puedas...

descripción... que tal una aguja que se clava en el corazón al pensar en ella pero que no te hace daño, solo se queda ahí alojada, sin que sea lo suficientemente grande para sacarla y acabas deduciendo que es parte de tu corazón, por lo que la aprecias como a tu vida? puede haber miles...

un abrazo! perdón por la parrafada irreverente.

Ramón dijo...

Es una montaña rusa de sensaciones. Mientras posa sus ojos en ti, te agitas y todo tiembla. Despues llega la calma, en la cual tu animo reposa. Crees poder archivarlo en el pasado, sin mas. Pero no suele ser tan facil. No suele.

Y puedes tener la mala suerte de que la calma no sea para siempre. Que los recuerdos se aviven, que se desentierre un sinfin de terremotos internos que preferiste ahogar. Entonces el fracaso parece ser el resultado de todo tu esfuerzo. Pero no lo es en si. Porque hiciste algo al respecto que creiste correcto. No siempre existen aquellas piscinas.

Sigue adelante Emilio. Es lo unico que puedo decir, porque no se que decir.

Ale dijo...

Ah, y otra cosa:

No sabes cuanto te he querido,
olvidarte es saber que no hay forma,
ahora tengo que aprender a desnombrarte,
con los ojos más que con la boca.

Sigues siendo la dueña,
del gigante que se esconde en mi silencio

Has cambiado mi forma de mirar,
has cambiado el sentido de las calles
Caminar sin ti, no es del todo andar
has llenado los semáforos de sangre,

No me morire, pero ya verás,
como no sabré esquivar los vientos que te nombran
No me cansaré, de pensar que estás,
a mi lado pero no como una sombra.

Y no sabes, que aún cocino para ti,
y no sabes, que dibujo tu perfil con las frases,
que hace tiempo te escribí. Con las frases,
que ahora estallan junto a mi

Y no sabes, que no debes sonreir,
no me abraces, que no sabré salir de los besos,
que de pronto no me das, de este fuego
que me alumbra, cuando no estás

Has cambiado mi forma de mirar,
has cambiado el sentido de las calles
Caminar sin ti, no es del todo andar
has llenado los semáforos de sangre,

No me morire, pero ya verás,
como no sabré esquivar los vientos que te nombran
No me cansaré, de pensar que estás,
a mi lado pero no como una sombra.

- Paco Bello -

Actualmente hay comentarios que valen en este blog.