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30 de mayo de 2010

¿Dejarte llevar?

Nunca me acabaron de convencer los finales felices, les falta ese toque de melancolía que hace que todo sea un poco más atractivo. Voy andando mirando al suelo mientras contemplo como la sombra de montones de hojas bailan armoniosas con el viento que las mece, y en medio estoy yo. Quizás si subiese la cabeza a ver directamente el espectáculo sería decepcionante, así que me limito a soñar con lo que puede ser, es mucho menos decepcionante. A fuerza de tanto transformar situaciones y palabras para contar mi vida en metáforas reconozco que me he perdido, y ya no se si mi vida son las metáforas, o lo que representan.

Sin un dios ni un dueño todos nos sentimos un poco mejor, tenemos al menos la seguridad de que no todo ha acabado para nosotros, que podemos seguir creciendo, y así estoy yo, mendigando por gotas de agua que ayuden a mis ramas a expandirse, y a que mis hojas caigan cada vez que te veo marchar, y resurjan si me guiñas indiscretamente un ojo. Si cierro los ojos te veo, más presente de lo que alguna vez soñaste ser. Si abro las ventanas tu recuerdo se va volando en sentido de los silbidos del viento que te promente un destino seguro y, quizás, algo de despreocupada diversión. Yo me limito a estirarme en la silla y despedirte con una alabanza, suerte en tu camino.

Dejemos de pensar y digamos lo que pensamos, no reflexiones tanto sobre tu próximo movimiento, si no le gusta al resto no puedes hacer nada, así es como eres y si esa persona no está de acuerdo no tiene demasiado futuro en tu vida, a no ser que la crítica sea constructiva. Ya no recuerdo ni cuales son mis sueños, pero recuerdo que los tengo, y sé que los seguiré teniendo, para mí eso es lo importante ahora mismo. Y no pararé quieto hasta que no haya satisfecho mi ansias de vivir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡¡No señor!! ¡No pares quieto hasta que no hayas satisfecho tus ansias de vivir! Ese misterio que muchos tenemos por saber lo que es vivir... y que cada vez tengo más claro que nunca lo sabremos. Hablo por mí:
Tengo ganas de vivir, como nunca he tenido. Pero, qué es vivir? Acaso no es exprimir el día a día al máximo según lo que necesitemos? Acaso no es disfrutar de lo que nos gusta?

Bien... pues por cómo se están desarrollando los años, cada día está más claro que tendremos que entregarnos a la rutina, al sufrimiento, a la frialdad y a la competitividad, a la armadura hacia la gente, a vender nuestro corazón para cambiarlo por una piedra y a condenarnos en la amargura.

Hubo un tiempo en que creí que el ser humano era así por naturaleza: Amargo, porque de tanto pensar en lo malo dejó de apreciar lo bueno. Sin embargo me fijé en una chiquilla que es el ser más feliz del universo: feliz por dentro, feliz por fuera. Era la prueba que necesitaba para saber que la felicidad realmente existe...

...Y quizá haya que dejar de buscarla para que aparezca.

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