Sin avisar todo se disipa y abres los ojos. Te encuentras de vuelta a la realidad, a miles de kilómetros de tu hogar. Nadie te guía. Nadie te sigue. Nada es familiar. Solo te tienes a ti mismo, y lo que puedas conseguir. Aún adormecido te paras un momento a pensar en nada en concreto. Es en días como estos en los que uno realmente aprende de la vida. Cuando desaparece la comodidad y la seguridad, cuando sabes que realmente dependes de tus actos, y no hay excusas, ni tiempo para contemplaciones. Solo momentos que vivir.
De nada sirve a la hora de la verdad embelesarse con marañas de palabras y pensamientos que te puedan frenar. Cuando todo pasa no puedes pararte a pensar en que está pasando. Cuando escuchas a los demás no tienes tiempo de escucharte a ti mismo. Es en esos días en los que tienes que correr, actuar, hacer lo que tienes que hacer. Vivir. Dejarte llevar por ti mismo.
''Mi ambición es decir con diez frases lo que otros dicen en todo un libro''
Correr hacia el mar mientras las gotas de lluvia galopan sobre tus hombros. Mirarla fijamente y besarla sin contemplaciones. Hacerte un coloso andando contra el viento. Reconocer tus errores. Tender la mano al que se quede en el camino. Pararte y respirar. Reír desconsoladamente. Susurrar lo que no piensas. Encontrarte a ti mismo. Sentir que todo ha merecido la pena.
2 comentarios:
Me gusto esta entrada! Saluditos!
"Correr hacia el mar mientras las gotas de lluvia galopan sobre tus hombros. Mirarla fijamente y besarla sin contemplaciones. Hacerte un coloso andando contra el viento. Reconocer tus errores. Tender la mano al que se quede en el camino. Pararte y respirar. Reír desconsoladamente. Susurrar lo que no piensas. Encontrarte a ti mismo. Sentir que todo ha merecido la pena."
Eso es vivir.
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