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13 de marzo de 2012

Prisioneros con alas

Somos esclavos del tiempo. Del tiempo y del miedo. Del miedo a perder, a perder lo que se tiene. A veces preferimos no tener para no poder perderlo después, y es ahí donde empieza a morir nuestra libertad. Cuando empezamos a recular, a no decir lo que en realidad pensamos, a hacer lo contrario de lo que nos dicta el instinto. A luchar contra la bestia que aúlla desde nuestras entrañas. Una bestia que con el tiempo se cansa de no ser escuchada y se va apagando su voz, destruyendose la pasión, la improvisación, y el instinto. Convirtiéndonos en máquinas autómatas condenadas a vivir sin sentir, frustrados y esclavos de pensamientos nocivos y recurrentes. Todo esto por no elegir el camino más sencillo: hacer caso a los impulsos y perseguir lo que queremos.

Somos prisioneros con alas en una cárcel sin techo. Solo tenemos que perder el miedo a batir nuestras alas, ya habrá tiempo de volver a elevarse si caemos, ¿no?.




2 comentarios:

Natalia dijo...

Muy buen blog :)

SyRisS dijo...

Éso si no morimos en el intento... tal vez tardemos más en levantarnos que en perder lo próximo que más nos importe. Sólo los pájaros suicidas levantan el vuelo hacia un cielo de fuego. El cielo es cruel y las quemaduras que provoca cuando te elevas unos míseros centímetros son mortales,tanto que te dejan inválido durante mucho tiempo. Cuando por fín consigues curarte te das cuenta de que no sólo has perdido lo que más te importaba sino todo lo demás. =)

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