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12 de mayo de 2010

Un día en mi Alejandría (I)

Cuando todo está perdido en la bruma y no atinas a ver el horizonte necesitas de un lugar al que llamar hogar, un sitio al que volver. También de una mirada complice de la que jamás esperarías maldad, y de esa sonrisa torcida que te asegura que todo irá bien, ya que has vuelto a tus raíces, de donde nunca debiste salir. Un lugar al que llamar hogar...

Mientras me abren la puerta a la ciudad oigo unos cascabeles que anuncian mi llegada. Me choco con un pescador que se cruza en mi camino, se le ve muy agobiado. Justo al entrar hay en los laterales dos montones gigantes de paja, sobre uno de ellos destaca un chico aparentemente despreocupado con su sombrero de paja, parece estar buscando formas en las nubes.

Siento palpitaciones al volver a moverme por este lugar y siento como si nada hubiese cambiado. La gente pasa por mi lado indiferente a mi presencia, algunos me sonríen y otros me saludan con un gesto de sombrero. Mis pasos se precipitan hacia un lugar que pocos conocemos. De fondo se escucha una vieja harmonica sonando y huele a jazmín a medida que me voy acercando a mi destino. Apartado de la zona urbana hay un camino de tierra que conduce a una gran escalera del marmol. La subo con paso lento mientras el viento me golpea de frente.

Nada más llegar arriba recojo una naranja que se ha caído al suelo. Decenas de naranjos se alzan ante mí, también al fondo hay un mirador que deja ver el mar. Apoyado en la baranda se haya un viejo amigo, al fin y al cabo la gente no cambia. Me acerco con cautela y le toco la espalda, sin mirarme ya sabe quién soy. ''¿Dónde has estado todo este tiempo?''. Tenía que salir fuera, ser libre, intentar volar, aprender todo lo que pudiese, y aprender un poco sobre aquello a lo que llamaban amor, pero estoy cansado, sé que todo lo que hago supone un avance en mis objetivos, pero echaba de menos la simpleza de ser feliz con lo mío, con lo que soy, sin tener que buscar fuera. Me echaba de menos, y a tí, y a todo esto. Tengo que ir a ver a una persona, ¿serías tan amable de acompañarme hasta allí?.

3 comentarios:

Ramón dijo...

Estás que derrochas optimismo, o estoy ciego?

Cool ^^ Ya sabes donde hay un lugar al que volver.

Anónimo dijo...

Oh yeah.

Anónimo dijo...

Oh yeah.

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